jueves, 2 de septiembre de 2010

Internet. el fenómeno que no deja de crecer

Actualmente, en un mundo 2.0 (aunque esté cada vez más cerca de ser 3.0), hablar de Internet implica hacer referencia a la relación íntima que mantiene con las Nuevas Tecnologías de la Comunicación, y por supuesto, a los diversos procesos socio-culturales que se generan en torno a él, y que, inevitablemente, transforman la vida de personas, sus subjetividades y el modo de relacionarse con los demás.

Internet es el soporte a través del cual es posible navegar a través de la web y su nacimiento fue alrededor de los años setenta, a raíz de que DARPA, junto con la compañía Rand Corporation, desarrollaron una red sin nodos centrales basada en la conmutación de paquetes. Sin embargo, la explosión de esta plataforma se da a mediados de la década del noventa, cuando logra un crecimiento y avance notable a nivel mundial.
La expansión de este espacio virtual se da indudablemente con la aparición de la famosa World Wide Web, mejor conocida como la “triple w”.

Esta primera fase del desarrollo de la red, denominado Web 1.0, se relacionó con la unidireccionalidad de los mensajes, ya que el usuario era un mero lector que no podía interactuar, y, estaba limitado ya que dicha web le ofrecía escasas opciones de participación.
El “boom tecnológico” de la web se da con la llegada de la denominada Web 2.0, la cual, según Francisco Vacas, inicia un periodo de bidireccionalidad.
El usuario deja de tener nula participación dentro del proceso de producción de contenidos, y pasa a ser protagonista de él. Internet es considerada la herramienta fundamental que permite explotar sus potencialidades al máximo, al mismo tiempo que posibilita su funcionamiento y realización.

Nacen así comunidades de usuarios cada vez más masivas, al mismo tiempo que es posible acceder y ofrecer una amplia gama de servicios, como redes sociales o los blogs que incrementan la colaboración y el intercambio de información entre los usuarios de una comunidad o red social. Las relaciones que se establecen entre las personas son igualitarias.
A partir de esta revolución que originó el formato de Web 1.0 que ha de llamarse, ahora, 2.0, los usuarios que antes eran sólo participantes pasivos, se transforman en productores y reproductores de contenido, por lo que como relata Vacas, se produce una “democratización” de los medios de comunicación.

Paula Sibila, también analizando el fenómeno generado por la revolución tecnológica, indica que la comunicación pasa a estar determinada por la interactividad, ya que es uno mismo la figura protagonista dentro del ambiente mediático, al poder compartir e intercambiar con otros vivencias o saberes propios.
La web 2.0 ofrece un enorme (e infinito) abanico de aplicaciones, ya que permite que el individuo esté conectado en todo momento, no necesariamente disponiendo de una computadora, ya que existen otros medios a través de los cuales se puede hacer uso de este soporte, a través de celulares, i-phones o páginas de mensajería instantánea. Para la nueva generación, pertenecer implica la necesidad irremplazable de estar “conectados”.

La exposición personal es otro de los puntos en cuestión: la línea que divide lo privado de lo público es cada vez más delgada (por no decir invisible) en una era en la que la comunicación se encuentra mediada por la Exposición de la intimidad en la red.
Es uno quien contribuye a la transformación de la era de la información a través de la celebración del “yo” en la web. En relación a esta cuestión Paula Sibila afirma que “se está transformando la subjetividad, la forma en que nos construimos como sujetos, y en esta transformación la intimidad juega un papel muy importante”. Aquello que el usuario desea mostrar en cualquier ámbito de la red, es lo que constituye como identidad.
Y si uno piensa que la tecnología termina con la web 2.0, se equivoca: hay mas, muchísimo más.
Estamos situados ante el advenimiento de lo que Francisco Vacas llama Web semántica o 3.0.
Empieza así a pensarse en una nueva fase del desarrollo de la red que permitirá que la información sea ofrecida con mayor significación, es decir, que todos los datos puestos en circulación adquieran sentido, mediante una red que asimila los componentes de su predecesora (la 2.0)

Vacas sostiene que esta nueva plataforma se caracterizará por ser “verticalizada, personalizada y altamente contextualizada”, ya que lo que busca es generar un cambio de mentalidad por parte de los usuarios, instalando la noción de movilidad, dado que los contenidos de Internet variarán según la ubicación del usuario.

¿Y qué vendrá después de la web 3.0?... dejemos que la tecnología nos sorprenda.

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